Publicada en Perfil el 20 de noviembre de 2021
Argentina mantiene una relación estratégica integral con una de las dos potencias económicas mundiales, pero no la está aprovechando a fondo. Para China, la economía argentina es un mercado chico, que no se destaca demasiado entre los numerosos aliados que Beijing tiene en todos los continentes del mundo. Pero para Argentina, el tamaño de la economía china sí puede ser una gran oportunidad.
La carta china es su moneda. China va camino a ser la primera potencia económica mundial y quiere que su moneda se utilice. Mientras tanto, uno de los problemas argentinos es su alta dependencia de los dólares. Por eso, si China y Argentina acuerdan una relación cambiaria directa entre el peso y el RenMinBi, que es la moneda china, podría ser una salida interesante.
La unidad monetaria del RenMinBi es el yuan, de curso legal en China y con un valor muy estable. Si hay una conversión de peso a yuan que sea independiente del dólar, eso ayudaría a fortalecer la moneda argentina. Y eso es posible, gracias a la alta complementariedad entre las economías china y argentina. Mucho mayor de la que tienen Argentina y Estados Unidos, que es el país emisor de los dólares que aquí todos desean. China hoy compra a los argentinos una gran cantidad de alimentos: soja y otros cereales, carnes, bebidas, aceites, y también invierte en minería y energía. Argentina, mientras tanto, importa de China productos industriales, maquinarias, y necesita obras de infraestructura, viviendas y otros productos que los chinos ofrecen a buen precio. Si toda esa relación de intercambio se hiciese entre pesos y yuanes, sin dólares, sería muy beneficioso para el comercio.
En cifras de 2020, Argentina exporta más de 5 mil millones de dólares anuales a China, e importa más de 8 mil millones, con un déficit de 3 mil millones. China es el segundo socio comercial de Argentina, después de Brasil. Si todas esas operaciones se hicieran en las monedas propias, se crearían las condiciones para que la relación económica entre Argentina y China crezca aún más, y sea más equilibrada para Argentina. Además, eso le daría a la Argentina más poder geopolítico frente a Estados Unidos. El gobierno de Washington, para evitar que la Argentina dé un paso hacia la desdolarización, seguramente le ofrecerá al país más ventajas en su negociación con el FMI y los acreedores. Y China también mejorará más aún sus propuestas para la Argentina. Nada mejor que coquetear al mismo tiempo con los dos “machos alfa” del mundo para recibir un mejor trato de ambos.
Además de la posibilidad de comerciar más y mejor, una relación económica entre pesos y yuanes serviría para potenciar la inversión directa china, favoreciendo la industria, la infraestructura y la tecnología del país más chico. Argentina tiene que “usar” a China, como Chino usó a Japón y Europa hace 40 años. En los años 80 China necesitaba industrializar su economía, e invitó a las empresas japonesas y europeas a producir en China a cambio de que transfirieran su tecnología a las empresas chinas. Argentina tiene que hacer lo mismo: en temas como transporte (trenes), energías renovables (eólica, solar) y otras áreas con futuro debe convocar a empresas chinas a cambio de que dejen sus conocimientos. Y eso va a ser más fácil si los chinos pueden traer sus yuanes.
Lo mismo aplica a la minería y su producto estrella, que hoy es el litio. El mundo no necesita litio en estado natural: lo que quieren son baterías. Por eso, Argentina debe invitar a las empresas chinas a invertir en los yacimientos de litio, extraerlo y exportarlo, pero a cambio de que destinen una parte de su inversión a producir y fabricar baterías en Argentina, transfiriendo el know how. Esas fábricas de baterías generarán muchos empleos para los argentinos, y la posibilidad de exportar baterías argentinas a todo el mundo. Con la misma lógica, el estado argentino con yuanes puede comprar productos estratégicos a China, como equipamiento militar (tanques, aviones, etc.) a cambio de la transferencia tecnológica para fortalecer las fábricas militares argentinas. Y el gobierno chino estaría dispuesto a aceptar esa condición de la transferencia de conocimientos; en otro tiempo, China solo estaba interesada en incorporar tecnología, pero en su actual etapa de desarrollo puede compartirla con los países amigos y que manejan la misma moneda.
Por último, uno de los aspectos más importantes del intercambio en pesos y yuanes es el impulso a la economía de servicios, tema que está totalmente sin explotar. Para empezar, Argentina puede convertirse en un excelente destino para el turismo chino, que mueve miles de millones, y eso se facilitaría mucho si los millonarios chinos pueden traer sus yuanes. Pero este tema es más complejo, y requeriría mejorar la infraestructura argentina para recibir un millón de turistas chinos por año. Mejor lo dejamos para una próxima nota.